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Análisis de suelo, con el foco en la variabilidad

Seguimos sin reponer los nutrientes que tomamos del suelo. Si bien los muestreos son una herramienta elemental para planificar fertilizaciones eficientes, los niveles de adopción son bajos.

Venimos de años con avances inimaginados en materia de tecnologías y lo cierto es que buena parte de esos desarrollos se orientan a ganar eficiencia en la aplicación de productos a campo. Si hablamos de fertilización, las dosis empleadas impactan de forma significativa en los costos directos del manejo y, consecuentemente, en el beneficio de nuestra actividad.

Realizar diagnósticos de suelo por ambiente es una tarea imprescindible para la toma de decisiones. Una de las etapas críticas para desarrollar estos análisis es el momento del muestreo, un paso clave para obtener información e interpretar la fertilidad del lote.

¿Cuánto analizamos en Argentina?

Diversas estimaciones coinciden en que la adopción de los análisis de suelo no alcanza al 25% de los productores. Ciertamente hay cultivos ante los cuales es más común, como los maíces de primera o los invernales como trigo y cebada. A priori, la barrera no parece ser económica.

“Muestrear suelos y enviarlos a un laboratorio tiene un costo pequeño en relación a los ahorros en fertilizante que se pueden obtener”, Victor Veik

Calador Neumático – Chiaraviglio Hermanos.

Los avances en la dosificación también replantearon las metodologías de muestreo. La llegada de las dosis variables, por ambiente y georreferenciadas, llevó al desarrollo de métodos innovadores que consideran la variabilidad del lote entre ambientes diferenciados. Entraron en la ecuación factores como la topografía, el tipo de suelo, las prácticas de manejo y las imágenes satelitales.

Considerando la variabilidad

Para esta nota conversamos con Víctor Veik, agrónomo radicado en Maciá, Entre Ríos. En su canal de Youtube explicó cómo planifican el muestreo, ya que en la zona predominan los suelos vertisoles y la variabilidad entre ambientes es muy elevada.

Por darte un ejemplo, nosotros solemos trabajar la reposición de fósforo con un método que llamamos de balance. En función a los rendimientos de los cultivos se puede estimar cuántos kilos de fósforo nos extraen esos cultivos del suelo”, explicó Veik.

Victor en tareas de muestreo. Maciá, Entre Ríos.

Según pudimos conversar con él, la diferencia reside en las decisiones de reposición al comparar ambientes con rendimientos altos, medios y bajos. Esto nos dijo: “Históricamente los lotes eran fertilizados de manera homogénea, ya que no teníamos dosificación por ambiente de fertilizante. Con Altina eso cambió y hoy en día nos encontramos con zonas de alto rendimiento y alta respuesta a la fertilización. En esos casos, el suelo está más empobrecido por la demanda nutricional, entonces al cálculo de extracción le sumamos un plus para recuperar niveles de fertilidad históricos”.

La premisa es disminuir la variabilidad ambiental, por eso Veik y su equipo suelen tomar puntos georreferenciados en el lote para distinguir ambientes de alto, medio y bajo rendimiento. “La idea es muestrear siempre en el mismo lugar para llevar al mínimo el error muestral y ver a través del tiempo la efusión de nutrientes”, completó nuestro agrónomo invitado.

Dosificar en función del potencial de rendimiento del ambiente

Para realizar las tareas de fertilización Veik y su equipo utilizan Kit Altina JLD montado sobre una autopropulsada PLA, propiedad de la Cooperativa Agropecuaria Aranguren.

“La Altina es una herramienta esencial para dosificar por ambientes, aplicamos de forma eficiente según el potencial de rendimiento de cada ambiente

Kit Fertilizador Sembrador de la Cooperativa Agropecuaria Aranguren.

Veik argumentó que el fósforo y el nitrógeno representan las principales deficiencias en los suelos del centro entrerriano. Aunque también consideró que la adopción de estas estrategias es baja, tanto a nivel de muestreos como en cuanto a la dosificación por ambientes. “Es una invitación a pensar la fertilidad desde una óptica mucho más agronómica”, reflexionó.

Generalmente aplican el fósforo en las líneas de siembra, aunque cada vez realizan más aplicaciones en dosis variable con Altina. “Acá un riesgo muy alto es que nos caiga un lluvión y nos lave el fosfato monoamónico o el nutriente que estemos aplicando. Una forma de disminuir ese riesgo es trabajar con cultivos de cobertura sobre el lote y luego de algunos días sin lluvias, para buscar la mejor absorción”, explicó Veik.

Lote cubierto con Vicia. Maciá, Entre Ríos.
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