Fuente: Artículo publicado originalmente por Juan Pablo Brichta para La Nación
El mercado de fertilizantes de síntesis química ha crecido con fuerza en los últimos años, acompañando el incremento de la producción de granos. No obstante, según diversos análisis, la Argentina necesita duplicar su consumo de fertilizantes químicos para mantener y asegurar la productividad ante la continua extracción de nutrientes del suelo.
Hoy, el mercado de fertilizantes mundial se encuentra alterado, con subas de precios y una severa limitación en el abastecimiento. Esto requiere apurar soluciones alternativas que permitan lograr los objetivos combinados de una mayor producción y productividad en condiciones económicas y, a la vez seguir, protegiendo la salud de los suelos.
Es en tal sentido que la biotecnología aplicada está contribuyendo al descubrimiento y desarrollo de nuevas técnicas de fertilización en los cultivos, con menor gasto de energía fósil, lo que se traduce en menores contaminación atmosférica, polución y degradación de los suelos. Es decir, una agricultura sustentable, entendido como “cualquier sistema agrícola que posea la capacidad de mantener un cierto nivel de rendimiento en el tiempo, sin dañar la integridad ecológica del sistema”, según la definición de la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo, creada por las Naciones Unidas en 1983. Así, se trata de un sistema económicamente viable en el corto plazo, pero que mantenga la productividad del recurso natural en el largo plazo, lo que implica la utilización de los recursos en forma racional, para que perduren en el tiempo y nuestros hijos tengan las mismas posibilidades que nosotros de utilizarlos.
El objetivo fundamental de una agricultura sustentable sería entonces desarrollar sistemas agrícolas que sean productivos, confiables, que conserven la energía, la calidad del medio ambiente y los recursos naturales y proporcionen alimentos seguros y de calidad.
Sin grieta
La intención de estos párrafos no es plantear una confrontación tecnológica, una “grieta” entre la fertilización química y la biológica que supondría discernir cuál es mejor o peor. Se trata de aunar esfuerzos. En el cortísimo plazo van a surgir productos biológicos aptos para complementarse con químicos, y se va a comenzar a trabajar en un nuevo concepto, o bien en un cambio paradigmático, que permitirá la complementariedad entre estas tecnologías, empezando a incorporar el concepto de fertilización mixta en donde la sumatoria de las partes sea mayor que su adición. A eso nos referimos con la idea de sinergismo tecnológico, que contribuye a todo el sistema.
Esto es sin duda factible y está cada vez más cerca. Debemos, como país productor de alimentos, observar la tendencia global y atender a los requerimientos que comenzará a exigir Europa en los próximos años, como la reducción del uso de fertilizantes y agroquímicos al 50%. Por ello, indiscutiblemente, las tecnologías deberán ir mejorando y convirtiéndose en complementarias. Las soluciones existen y conocemos alternativas biológicas que pueden integrarse a las versiones de fertilizantes convencionales.
En síntesis, la agricultura, en sentido amplio, no es una factoría que deja todo al libre albedrío de la naturaleza, sino una actividad humana en la cual los productores integran diversos factores agroecológicos y económicos para optimizar resultados en la producción. En consiguiente, sería razonable pensar que los productores debieran estar interesados en conocer nuevas y distintas alternativas a la hora de fertilizar sus suelos, bajo este nuevo concepto de fertilización mixta, como componente importante de un ambiente agrícola mucho más sustentable.
La biotecnología aplicada a la agricultura mediante la acción de bacterias es un tema que acapara cada vez mayor atención, por lo antedicho y por sus múltiples aplicaciones y sorprendentes resultados. El punto clave del éxito radica en la relación benéfica que establecen determinados microorganismos con el medio en el que se introducen, algo que a simple vista parece muy simple, pero cuyo logro es muy complejo.