Fuente: Aapresid
Las malezas son uno de los principales factores reductores de los rendimientos en los cultivos de verano. El abuso de estrategias de manejo que incluyen el uso repetido de herbicidas ha hecho que muchas desarrollen una habilidad natural para soportar las dosis del producto que las controlaba normalmente, conocida como resistencia.
Panorama de malezas resistentes
Juan Marsigliani es asesor y Director Adjunto de la Red de Manejo de Plagas (REM) Aapresid, programa que desde 2010 trabaja junto con productores, empresas e instituciones público-privadas para contribuir al conocimiento del avance y al retraso en la aparición de resistencia en malezas, generando alertas y mapas para prevenir y monitorear la evolución de la problemática.
Según datos de la REM, todos los años se suman especies a la lista roja, a una tasa en promedio de 3 nuevos biotipos resistentes por año. Actualmente existen 40 biotipos resistentes, 11 de ellos con resistencia múltiple que complejizan el manejo, entre ellos ray grass anual (Glifosato, Graminicidas y ALS), crucíferas (Glifosato, ALS y hormonales), yuyo colorado (Glifosato y ALS) y sorgo de alepo (Glifosato y Graminicidas).
Integración de herramientas de control
Pablo Belluccini (INTA Marcos Juárez) remarcó la importancia de integrar distintas prácticas en las estrategias de control, como alternar modos de acción, rotación de cultivos, inclusión de cultivos de servicios (CS) y prácticas agronómicas, como manejo de la fecha de siembra, para retrasar las apariciones de resistencias.
Si se usan CS para reducir la presión y los bancos de semillas de malezas, Belluccini recomienda “asegurarse de que estos se instalen bien y evaluar la conveniencia o no del uso de preemergentes, ya que se puede dar fitotoxicidad”. En CS con vicia, “al ser una especie muy sensible, las opciones se restringen a Terbutilazina y Diflufenican, por ejemplo”, comenta Martín Marzetti (asesor privado).
Con respecto a la fecha de terminación de los CS, recomienda evaluar si conviene adelantar el corte para reducir el consumo de agua o retrasarlo para evitar el enmalezamiento y realizar una correcta selección de herbicidas posterior.
En un año Niña, ante la probabilidad de precipitaciones “es preferible adelantar el herbicida preemergente para que se incorpore y no posponer su aplicación y que quede esperando demasiado por encima del rastrojo”, lo cual llevaría a posibles escapes de control, explica Marzetti.
¿Cómo controlar los escapes de malezas en cultivos implantados?
El control en postemergencia en soja RR está muy limitado por fitotoxicidad. Sin embargo a veces se requiere una eventual aplicación de graminicida o repaso de rama negra y/o yuyo colorado, ya que “librar a una proliferación generalizada de la maleza puede resultar en la generación de semillas para 5 años”, advierte el profesional.
Mientras tanto, la soja Enlist abre un abanico de posibilidades para sumar a las estrategias integrales de control. Gustavo Bistolfi (Corteva) explica que esta tecnología es útil para lotes complejos, ya que permite la utilización de 3 herbicidas con modos de acción distintos: Glifosato, 2,4-D y Glufosinato de Amonio, con ventana de aplicación desde preemergencia hasta R2 (fin de floración), y hasta V4 (4 nudos) en el último caso. En maíz Enlist, además de los herbicidas mencionados, se pueden aplicar graminicidas como Haloxifop en ventanas muy flexibles.
Los especialistas hacen hincapié en que las aplicaciones deben ser seguras y eficientes para evitar escapes y reducir fitotoxicidad. Juan Carlos Sampaoli (Ligier) señala que los adyuvantes son de gran utilidad para mejorar la calidad de aplicación de postemergentes. La calidad del agua es fundamental, la dureza debe ser menor a 300 ppm de CaCo2 y pH ideal entre 4-6.
Además, se deben extremar cuidados para evitar la deriva física de aplicaciones, principalmente para hormonales como 2,4-D hacia cultivos sensibles.En este caso el especialista sugiere usar la formulación de sal colina con un manejo de volumen de agua en torno a los 70 l/ha y pastillas de aire inducido.
En conclusión, es fundamental el manejo estratégico con visión ecosistémica para evitar salir con rescates de último momento o intervenciones mecánicas, que son costosas y peligrosas para el funcionamiento del sistema. Desde la genética, la química y los modos de acción hay nuevos desarrollos que acompañan y alientan a diversificar las estrategias.