Especialistas del INTA recomiendan estrategias agronómicas, regulación de maquinaria y técnicas de manejo en la siembra de este cultivo importante durante los meses de otoño e invierno.
Algunos datos claves sobre este cultivo: Argentina es el segundo país de importancia en la siembra de alfalfa, después de Estados Unidos, con una superficie sembrada a nivel nacional de 3,4 millones de hectáreas.
Según datos del INTA, el cultivo, como especie pura o consociada, integra más del 58% del total de las forrajeras de la región pampeana. En esta área, se cultiva principalmente en condiciones de secano y es por excelencia la principal especie forrajera del país, así como la base de la producción de carne y leche de la zona.
Además, en la actualidad, existen cada vez más productores que se dedican exclusivamente a la producción de heno, especialmente de megafardos de alfalfa, con diferentes destinos, ya sea para consumo interno o exportación.
Un grupo de especialistas del INTA formado por Fernando Miguel Scaramuzza, Silvia Maria Olivo y Santiago Tourn, publicaron un informe para sacarle mayor provecho a esta siembra:
Fecha de implantación: En la región pampeana, los profesionales aconsejan hacerlo a principios del otoño (marzo y abril) debido a que las temperaturas medias son óptimas para la germinación, la buena disponibilidad de humedad de suelo y la menor presencia de malezas agresivas.
Densidad de siembra: Recomiendan implantar entre 360 y 440 semillas viables por metro cuadrado. De esta manera, asumiendo una eficiencia de siembra o coeficiente de logro del 45%, entre los 90 y 120 días se contaría con el stand óptimo recomendado.
Elección del cultivar: Se debe considerar la elección del grado de reposo, las características productivas y la resistencia a plagas y enfermedades.
Fertilización: Los autores recomiendan realizar un muestreo y análisis de suelo para luego determinar los nutrientes o tipos de enmiendas que sean necesarios de aportar. Según indicaron, el cultivo necesita suelos con pH cercanos a la neutralidad, con buena provisión de nitrógeno, fósforo y azufre.
“En suelos ácidos la fijación biológica de nitrógeno y la disponibilidad de fósforo se reduce y en consecuencia, el encalado puede ser una alternativa para su corrección”, agregaron.
Calibración de la maquinaria: El control de la profundidad en una siembra de pasturas no es nada fácil y factores como el control de carga y la velocidad de avance son puntos importantes al momento de tratar de obtener un alto logro de semillas emergidas. La sembradora debe estar bien regulada y el operador debe estar lo más capacitado posible y ser consciente de la labor que va llevar adelante.
Fuente: INTA