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Cultivos de Servicios: beneficios de un nuevo paradigma

Los ingenieros agrónomos Gervasio Piñeiro y Priscila Pinto elaboraron un informe sobre la incidencia que los cultivos de servicios están teniendo en la agricultura argentina de los últimos años. El artículo fue publicado en la revista Nuestro Suelo, que pertenece a la Asociación Argentina Ciencia del Suelo. Ambos técnicos detallan el contexto en el que estos cultivos comienzan a ser adoptados por los productores con la intención de recuperar la salud del suelo y conservarlo para generaciones futuras. Además, aseguran que las coberturas ya no son vistas como pérdidas económicas (por su costo de siembra y consumo de agua) sino como inversiones en la sustentabilidad de los lotes a largo plazo.

Cultivos de servicios, un cambio de paradigma en la agricultura

Existe un creciente interés por cambiar la forma en la que producimos alimentos. Por un lado, los productores agropecuarios buscan revertir el deterioro de sus campos porque notan que año a año necesitan aumentar las dosis de fertilizantes, herbicidas y otros insumos agrícolas, para lograr buenos rendimientos en sus lotes. Por otro lado, ese deterioro también conlleva problemáticas ambientales que son percibidas por otros actores de la sociedad, que demandan una solución urgente. En este contexto una de las prácticas más recomendadas para contrarrestar los problemas asociados con la agricultura continua es la siembra de cultivos de cobertura en los periodos de barbechos.

Los beneficios de incluir cultivos de cobertura en las rotaciones agrícolas se vienen estudiando desde fines de la década del 70, tanto en el mundo como en nuestro país. Hasta el momento contamos con más de 300 trabajos científicos locales que fueron publicados en revistas indexadas. Entre las instituciones que más promovieron su estudio, se encuentran el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), ya que en el 70% de las publicaciones locales participan investigadores con dichas afiliaciones. A su vez, el rápido interés por comenzar a investigar en este tema condujo a que se instalen experimentos de larga duración que ya cuentan con más de 10 años, destacando el rol de la investigación estatal en temas de sustentabilidad agropecuaria. Si bien la generación de conocimiento en esta área ha crecido en las últimas décadas, su valoración por parte de los productores es aún muy incipiente.

A pesar de que los beneficios ambientales eran evidentes, durante mucho tiempo la siembra de cultivos de cobertura fue considerada una utopía. Esto fue en parte por las pérdidas de rendimiento del cultivo siguiente asociadas al consumo de agua de los cultivos de cobertura, ocurridas en algunas experiencias puntuales, y a que muchos de los beneficios productivos se comenzaban a observar recién en el largo plazo. Sin embargo, como consecuencia del gran deterioro que alcanzaron los sistemas agrícolas más simplificados, actualmente está ocurriendo un cambio de paradigma. Este consiste en pasar de la revolución verde con foco en el cultivo, a un nuevo paradigma que tiene en cuenta todo el ecosistema. En este contexto, se resalta la idea de que estos cultivos permiten imitar el funcionamiento de los ecosistemas naturales y se los redefine como “cultivos de servicios”, ya que utilizan los recursos de agua y luz que se desaprovechan en los periodos de barbechos para restaurar algunos de los servicios ecosistémicos que se pierden bajo agricultura continua.

El interés por adoptar este nuevo paradigma y la disponibilidad de conocimiento local ofrecen un escenario prometedor. Sabemos que es posible consumir parte del agua que acumulamos en los periodos de barbechos, sin que eso disminuya el rendimiento del cultivo siguiente; conocemos cuáles son las especies que mejor se adaptan en cada zona, y cómo y cuándo las tenemos que sembrar; contamos con testimonios de productores que afirman que pueden ser rentables debido a que disminuyen los costos de herbicidas y fertilizantes; y los ensayos de larga duración muestran que los rendimientos potenciales aumentan en el largo plazo. Este conocimiento motiva la siembra de cultivos para restaurar servicios ecosistémicos a escala local, y es probable que en simultáneo se logren restaurar otros servicios que tienen impactos a escala regional y global, como aquellos relacionados con la lixiviación de nutrientes a las napas y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Fuente: http://www.suelos.org.ar/sitio/wp-content/uploads/2018/12/revista-web.pdf

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