Artículo elaborado con información de Fertilizar Asociación Civil
La fertilización cambió la historia de la humanidad. En Argentina tenemos una cuenta pendiente: reponer al suelo los nutrientes que extraemos. Y nuestra manera de hacerlo es a través de una fertilización inteligente, con impacto visible, medible y sostenible.
Hoy es sabido que fertilizar adecuadamente regenera la estructura del suelo, conservando y mejorando la eficiencia en el uso del agua y los nutrientes. De lo contrario, y de esto somos testigos, los sistemas con nutrición deficiente se enfrentan a una pérdida de capacidad productiva que afecta el rendimiento de los cultivos y la calidad de los alimentos.

Con las ventajas heredadas ya no alcanza
Argentina construyó un modelo de producción agropecuaria apoyado fuertemente en una ventaja vital: la riqueza de los suelos y agroecosistemas, especialmente en la región pampeana. En la práctica significó una adopción menor e incluso deficiente de tecnologías de fertilización, una dinámica que aún en la actualidad se mantiene y que lleva varios años de balances de reposición negativos.
Como consecuencia de estas pérdidas, los contenidos de numerosos nutrientes se desplazan progresivamente hacia el rango de deficiencia. Con la genética y las lluvias ya no alcanza. Y la fertilización se convirtió en uno de los factores determinantes para achicar brechas con el rendimiento potencial de nuestra actividad.

La ciencia que alimenta al mundo
Los fertilizantes son esenciales para abastecer a todas las cadenas alimentarias, ya sea de modo directo o indirecto. Son condición indispensable para lograr una alimentación segura y sostenible. El suelo no es un recurso inagotable y la fertilización, más que un costo, es una inversión en estabilidad productiva y eficiencia del sistema.
¿Qué rol ocupa cada nutriente?
Fósforo (P), esencial para el desarrollo radicular y la nodulación en el caso de la soja. Tiene un efecto directo sobre la fijación biológica de nitrógeno.
Azufre (S), clave para la síntesis de proteínas y la calidad del grano.
Potasio (K), que mejora la translocación de azúcares y la resistencia al estrés hídrico.
Micronutrientes como zinc (Zn) y boro (B), que intervienen en la síntesis de proteínas, procesos reproductivos y en la formación de vainas y granos.
Si hablamos de maíz, el nitrógeno encabeza la lista de los nutrientes que más condicionan el rendimiento. En el caso de los maíces tardíos, que suelen exhibir un rendimiento potencial menor, las dosis son algo menores y menos tendientes a las aplicaciones segmentadas.
Pese a esto, y con las condiciones hídricas que muestran los suelos esta campaña, limitar las dosis también puede ser una oportunidad desaprovechada para conseguir rendimientos óptimos.

Insumos/Granos: ¿Cómo está la relación de precios?
Actualmente el maíz presenta la mejor relación insumo/producto y el grano ganó poder de compra. En el caso de la soja y otras oleaginosas, la relación insumo producto de la soja ha mejorado respecto a los fosfatos y el glifosato, mientras que empeoró para la semilla y el gasoil.

¿Qué necesitamos para fertilizar mejor?
Una nutrición responsable deberá integrar la fuente, dosis, momento y lugar correctos. Pero a estos cuatro principios básicos hay que sumarle una dimensión vital: la tecnología y maquinaria correcta.
Con la temporada gruesa en la mira, actualizamos nuestra gama de fertilizadoras sembradoras neumáticas, tanto de arrastre como para montaje en autopropulsadas. Con los equipos Altina podés aplicar fertilizantes sólidos, en polvo o granulados, cebos químicos con dosis bajísimas y sembrar semillas finas en cobertura para hacer intersiembras.
Además, ampliamos nuestras soluciones para potenciar las tecnologías que el productor ya tiene, con la incorporación de enganche tres puntos en equipos livianos y un rango de capacidades que va de los 400 a los 18500 litros de autonomía.


