Rubén Albamonte, productor de la localidad de Chivilcoy (Buenos Aires), trabajó con Altina desde 1994, aunque siempre en tareas de fertilización. En 2018, las sostenidas lluvias sufridas en la región complicaron el acceso de su sembradora a los lotes por exceso de humedad y barro. Rubén estiró la fecha de siembra del trigo lo más que pudo, pero finalmente los planes cambiaron: utilizó una Altina HP 625 para esta tarea, con excelentes resultados. Conversamos con él sobre esta experiencia.
¿Cómo fue que tomó la decisión de cambiar su método de siembra?
Se hizo porque no podíamos entrar con la sembradora tradicional por las lluvias de aquel tiempo en la zona. El suelo estaba muy embarrado, así que decidimos hacerlo con la Altina.
¿En qué fechas sembró?
Bueno, como estábamos esperando hasta último momento poder entrar con la sembradora, se nos fue hacia el 20 de julio aproximadamente. Teníamos 150 hectáreas para hacer y ya veníamos a los tumbos, venia complicada la siembra en la segunda quincena de mayo. Como se nos iba la fecha de siembra nos tiramos el lance. Si no nos convencía lo íbamos a usar como cultivo de cobertura para una soja de primera.
¿Qué resultados obtuvo?
Muy positivos. Cumplió altamente la expectativa que teníamos. La comparación entre los lotes donde sembramos con Altina respecto a la sembradora convencional marca que los rindes anduvieron igual y, en algunos casos, mejor. Y la cantidad de semillas fue exactamente la misma, también el fertilizante.
¿En cuánto anduvieron los rindes?
Acá los lotes no son parejos, no es muy común encontrar un lote de 60 o 100 hectáreas que sea “liso como una mesa”. Tienen muchos baches o lomas y entonces los promedios bajan. En los lugares donde habíamos sembrado con la Altina estábamos cosechando, en promedio, 4600 kg/h kg/h, con picos de 6400 kg/h.
¿Qué cosas puede destacar de la HP 625?
Lo que a mí me gusta es el botalón para fertilizar. No es por desmerecer las virtudes de las de plato, pero cuando tenés un clima con viento tenés que estar orientando la aplicación. Si es un fertilizante liviano se produce deriva y te queda el lote franjeado. Con otras fertilizadoras tenía que estar calculando de dónde venía el viento para que quedara de atrás o de frente y no me generara deriva hacia los costados. Si el viento queda cruzado respecto a la línea de aplicación te puede aplicar 150 kg de un lado y 70 kg de otro. La urea es liviana y en el trigo se notan mucho las franjas donde no llegó el fertilizante. En cambio acá tenés picos dosificadores cada 1,50 o 1,80 metros, según dónde lo quieras poner, que van aplicando por presión de aire. Eso llega al suelo sin modificar la posición en la cual querías aplicar, no hay corrimiento por vientos. El botalón es muy estable. Liviano pero fuerte a la vez. Logra una distribución de excelente uniformidad.
¿Volvería a elegir Altina?
Si, claro. Nosotros somos un equipo mediano, ni grande ni chico. Tenemos una sembradora de diez metros de ancho de labor que trabaja a 8 km/h. Con una Altina tenés 25 metros de botalón y trabajas a 12 km/h, como para no complicar demasiado a la máquina. Tenés más del doble de ancho de labor y bastante más velocidad de aplicación. No creo que cambiemos de un día para otro nuestra manera de sembrar, pero de a poco iremos viendo, probando otros cultivos en otros lotes, analizando cómo responden.