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INTA propone utilizar coberturas para combatir malezas y reducir el impacto ambiental

Desde su introducción, hace aproximadamente setenta años, los herbicidas se han convertido en el método de control preponderante dentro de los programas de manejo de malezas. El relativo bajo costo, la eficacia, la selectividad en cultivos y la eficiente combinación con los sistemas de siembra directa, han contribuido de manera importante para que así ocurriera.

Asimismo, la diversidad de ingredientes activos alternativos que pueden utilizarse frente a la existencia de biotipos de malezas resistentes a herbicidas ha contribuido a un uso extensivo en los sistemas agrícolas nacionales.

No obstante, esta alta intensidad en el uso de productos químicos ha incrementado la presión de selección hacia las malezas, aumentando el número de biotipos resistentes. Así, en la Argentina ya hay unas veinte especies resistentes a herbicidas, con treinta y seis biotipos con resistencia demostrada a cuatro mecanismos de acción y once casos de resistencia múltiple.

A los efectos de atenuar la diseminación de la resistencia a herbicidas, a la vez que se minimice el impacto ambiental, es necesario el desarrollo de alternativas culturales de manejo de malezas a mediano plazo. Dentro de ellas, es posible incluir prácticas tales como el empleo de cultivos de cobertura (CC).

Los CC se siembran entre dos cultivos de cosecha y pueden ser usados en siembra, con el cultivo en pie, o como residuo sobre el suelo, no siendo ni pastoreados ni cosechados. En la actualidad, existe un creciente interés en el uso de estas alternativas para favorecer el manejo de malezas como práctica alternativa al barbecho químico. Las coberturas suprimen el crecimiento de estas a través de diferentes mecanismos.

Así, su instalación previene la emergencia, crecimiento, desarrollo y producción de semillas de las malezas mediante la competencia por recursos ambientales. De este modo, los residuos de los CC pueden aumentar la emergencia de malezas al favorecer la retención de humedad o por la liberación de compuestos nitrogenados que interactúan con las señales ambientales que conducen a la ruptura de la dormición. Pero, por otro lado, dichos residuos también inhiben la emergencia de las malezas al atenuar las señales ambientales, debido al aumento de la impedancia física o por la liberación de compuestos fitotóxicos.

La presencia de residuos vegetales de un CC disminuye la amplitud térmica del suelo, similares a niveles de fluctuación de mayores profundidades, con la consecuente disminución de la emergencia de malezas. Distintos estudios han demostrado que los residuos de estos cultivos deben estar presentes en alta cantidad (por encima de 8.000 kilos por hectárea de materia seca) para proveer un nivel adecuado de supresión física de malezas anuales.

Campo adentro

De acuerdo con lo anterior, en la Estación Experimental Agropecuaria INTA Pergamino se vienen realizando experimentos con estos cultivos a los efectos de caracterizar la dinámica de emergencia de malezas naturales durante el período otoño-invierno-primavera, bajo distintas alternativas de coberturas otoño-invernales, ya sea durante el ciclo de crecimiento de los CC (junio-noviembre), así como también durante el período de descomposición de los residuos bajo un cultivo de soja (diciembre-marzo).

En un esquema de rotación soja-soja-maíz bajo labranza cero, se siembran CC otoño-invernales de avena, triticale y vicia (villosa), en monoculturas y consociaciones dobles (avena/triticale, avena/vicia, triticale/vicia) y triples (avena/triticale/vicia), a una densidad de 250 plantas por metro cuadrado.

Los resultados obtenidos durante el crecimiento de los CC (hasta principio de noviembre) permitieron observar una menor emergencia de malezas en los CC de avena, avena/triticale, avena/vicia y triticale/vicia. En barbecho químico fue el tratamiento que presentó el mayor enmalezamiento respecto a los CC.

Durante el período diciembre-marzo, en el barbecho químico se observó una mayor emergencia de malezas con respecto a los CC de triticale, vicia, avena/triticale, avena/vicia y triticale/vicia. Los altos niveles de materia seca aérea, tanto de los CC en pie como de los residuos obtenidos, han permitido una importante disminución de la emergencia de malezas durante el período evaluado.

Estos resultados indican la necesidad de contar con residuos por encima de 8.000 kilos por hectárea de materia seca aérea para alcanzar una inhibición de la emergencia de malezas por encima de un 75 %, respecto al control sin CC.

Ello es de mayor relevancia en los dos primeros meses del ciclo del cultivo de soja, hasta que el mismo alcance un desarrollo tal, que impida enmalezamientos tardíos en el cultivo. Es clave para el empleo de los CC determinar la combinación de especies que permitan optimizar una alta producción de materia seca aérea en pie, así como también una lenta descomposición de sus residuos, dado que ambos atributos no necesariamente están proporcionalmente relacionados.

Fuente: Estación Experimental INTA Pergamino – Buenos Aires

Foto: Victoria Buratovich (@VickyBuratovich)

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